¿Por qué?
El propósito de un sistema requiere un conjunto determinado de componentes y las interacciones entre ellos. El diseño de las interfaces de los componentes permite ciertas integraciones y prohíbe otras. Además, la funcionalidad de los componentes permite que el sistema alcance su propósito. Las interacciones permiten que el sistema alcance su propósito al orquestar el trabajo de sus componentes.